24 jun 2009

El AJO

El consumo de ajo proviene de tiempos remotos. Debido tanto a sus innumerables aplicaciones culinarias como a sus saludables propiedades, se ha convertido en un ingrediente imprescindible en buena parte de los platos que conforman nuestra gastronomía.

El ajo pertenece a la familia de las Liliáceas y al género Allium, en el que se incluyen, a su vez, otras populares hortalizas como las cebollas o los puerros. Se trata de un bulbo formado por diferentes dientes recubiertos de una fina capa blanca parecida al papel.

El ajo se caracteriza, desde la Antigüedad, por ejercer un gran efecto en nuestro cuerpo. Algunas de sus propiedades son:

• Reduce los altos niveles de tensión arterial, de azúcar y de colesterol.
• Es un eficaz antiinflamatorio.
• Ayuda a combatir problemas del sistema nervioso, como estrés o depresión.
• Aumenta las defensas de nuestro cuerpo, previniendo de ciertos hongos, virus y bacterias.
• Disminuye las posibilidades de padecer cáncer.
• Se emplea frente a afecciones del sistema respiratorio: asma, bronquitis, tos, etc.

Existen suplementos alimenticios de ajo que carecen de olor y, por eso, no presentan propiedades antibióticas, que derivan precisamente de los componentes del ajo que le confieren su olor. El ajo está contraindicado en diversas situaciones, por ejemplo, en el caso de extracciones dentales o intervenciones quirúrgicas, debido a su cualidad anticoagulante.

Lo más indicado es obtener el bulbo entero y, tras quitarle el envoltorio a los dientes, emplearlos al gusto de cada uno: enteros, molidos, picados, etc.

Una garantía de calidad son las cabezas de ajo muy firmes, con la envoltura seca y que no contengan brotes. Las amarillentas y huecas no debemos comprarlas, ya que son síntomas de que están añejas. Las mejores son las apretadas, que cuentan con un mayor peso.

Para una perfecta conservación, se recomienda mantener los ajos en un lugar fresco y seco, y de esta manera evitar su germinación. Los dientes pueden congelarse por un periodo de dos meses, envueltos en papel de aluminio, aunque perderán bastantes propiedades. Además, al tratarse de un producto que aguanta bien mucho tiempo, no es el modo más habitual de conservación.

Se ha coronado como ingrediente principal en muchas recetas como guisos, sopas de ajo, ensaladas o alioli. De esta manera, observamos su importancia en la gastronomía tanto nacional como internacional -cocina china, francesa, mexicana, española, entre otras-.

Hemos de recordar que cuanto más tiempo se cocine, más suave resulta al paladar. Para evitar una mala digestión se le debe quitar el germen verde que contiene en el centro del diente. El problema más habitual que presenta el ajo es el mal aliento que deja tras su consumo. Para paliarlo, os ofrecemos varias soluciones:

• Masticar perejil.
• Beber un zumo de limón, leche o vino tinto.
• Una cucharadita de miel.

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